Patricia Buredll

Nueve manos tendidas,
convocantes y generosas,
me invitan, me tientan, me sostienen.
La mía,
invisible y soñadora,
las estrecha con fuerza y da las gracias.

Un día, un sueño,
una mariposa de luz se posa sobre el vientre mágico de una mujer como cualquiera,
como todas, y a la vez,
única y perfecta.
Los ojos del universo,
constelados y atentos,
se humedecen al ver el milagro.
El creador sonríe.
Yo también.


Gracias a mi familia, a mis amigas y a vos por acompañarme en este sueño, y en especial a Pimp y JJ, sin cuya “ayuda” nada de esto sería posible.